Guernica is a massive (349.3 cm × 776.6 cm (137.4 in × 305.5 in)) oil painting by the Spanish artist Pablo Picasso. Guernica is one of Picasso’s best-known works and is regarded by critics as one of the most powerful anti-war paintings in history. 

In 1936, Picasso was asked by the newly elected government to paint a piece for the Spanish Pavillion at the 1937 Paris World’s Fair. The theme of the fair was a celebration of modern technology… so the question is, why did Picasso choose to paint an overly political piece when he’d never done so before?

Picasso’s painting is based on the events of April 27, 1937, when Hitler’s powerful German air force, acting in support of Franco (Spain’s dictator at the time), bombed the village of Guernica in northern Spain, a city of no strategic military value. It was history’s first aerial saturation bombing of a civilian population. It was a cold-blooded training mission designed to test a new bombing tactic to intimidate and terrorize the resistance. For over three hours, twenty-five bombers dropped 100,000 pounds of explosive and incendiary bombs on the village, reducing it to rubble. Twenty more fighter planes strafed and killed defenseless civilians trying to flee. Picasso, in Paris at the time, painted Guernica as a visual response to the massacre. 

This painting isn’t easy to decode. Everywhere there seems to be death and dying. As our eyes adjust to the frenetic action, figures begin to emerge. On the far left is a woman, head back, screaming in pain and grief, holding the lifeless body of her dead child. This is one of the most devastating and unforgettable images in the painting. To her right are the head and partial body of a large white bull, the only unharmed and calm figure amidst the chaos. Beneath her, a dead or wounded man with a severed arm and mutilated hand clutches a broken sword. Only his head and arms are visible; the rest of his body is obscured by the overlapping and scattered parts of other figures. In the center stands a terrified horse, mouth open screaming in pain, its side pierced by a spear. On the right are three more women. One rushes in, looking up at the stark light bulb at the top of the scene. Another leans out of the window of a burning house, her long extended arm holding a lamp, while the third woman appears trapped in the burning building, screaming in fear and horror. All their faces are distorted in agony. Eyes are dislocated, mouths are open, tongues are shaped like daggers.

Adding to the starkness of the imagery, Picasso chose to paint the piece in black and white. Perhaps calling back to the newspaper clippings reporting the tragedy in Guernica, or perhaps to highlight the starkness of the event. 

In the end, the painting does not appear to have one exclusive meaning. Perhaps it is that very ambiguity, the lack of historical specificity, or the fact that brutal wars continue to be fought, that keeps Guernica as timeless and universally relatable today as it was in 1937.

El Guernica es un enorme pintura (349,3 cm × 776,6 cm) del artista español Pablo Picasso. El Guernica es una de las obras más conocidas de Picasso y está considerada por la crítica como una de las pinturas antibélicas más poderosas de la historia. 

En 1936, el gobierno recién elegido pidió a Picasso que pintara una obra para el pabellón español de la Exposición Universal de París de 1937. El tema de la feria era una celebración de la tecnología moderna… así que la pregunta es, ¿por qué Picasso eligió pintar una obra excesivamente política cuando nunca lo había hecho antes?

El cuadro de Picasso se basa en los acontecimientos del 27 de abril de 1937, cuando la poderosa fuerza aérea alemana de Hitler, actuando en apoyo de Franco (el dictador español de la época), bombardeó el pueblo de Guernica en el norte de España, una ciudad sin valor militar estratégico. Fue el primer bombardeo aéreo de saturación de la historia sobre una población civil. Fue una misión de entrenamiento a sangre fría diseñada para probar una nueva táctica de bombardeo para intimidar y aterrorizar a la resistencia. Durante más de tres horas, veinticinco bombarderos lanzaron 100.000 libras de bombas explosivas e incendiarias sobre el pueblo, reduciéndolo a escombros. Otros veinte aviones de combate ametrallaron y mataron a los civiles indefensos que intentaban huir. Picasso, que se encontraba en París en ese momento, pintó el Guernica como respuesta visual a la masacre. 

Este cuadro no es fácil de descifrar. En todas partes parece haber muerte y agonía. A medida que nuestros ojos se adaptan a la acción frenética, comienzan a surgir figuras. En el extremo izquierdo hay una mujer, con la cabeza hacia atrás, gritando de dolor y pena, sosteniendo el cuerpo sin vida de su hijo muerto. Esta es una de las imágenes más devastadoras e inolvidables del cuadro. A su derecha están la cabeza y parte del cuerpo de un gran toro blanco, la única figura ilesa y tranquila en medio del caos. Debajo de ella, un hombre muerto o herido con un brazo cortado y una mano mutilada aferra una espada rota. Sólo son visibles su cabeza y sus brazos; el resto de su cuerpo queda oculto por las partes superpuestas y dispersas de otras figuras. En el centro hay un caballo aterrorizado, con la boca abierta gritando de dolor, con el costado atravesado por una lanza. A la derecha hay tres mujeres más. Una de ellas se precipita hacia el interior, mirando hacia la austera bombilla de la parte superior de la escena. Otra se asoma a la ventana de una casa en llamas, con su largo brazo extendido sosteniendo una lámpara, mientras que la tercera mujer aparece atrapada en el edificio en llamas, gritando de miedo y horror. Todos sus rostros están distorsionados por la agonía. Los ojos están dislocados, las bocas abiertas y las lenguas tienen forma de daga.

Para aumentar la crudeza de las imágenes, Picasso decidió pintar la obra en blanco y negro. Quizás para recordar los recortes de prensa que informaban de la tragedia de Guernica, o quizás para resaltar la crudeza del acontecimiento. 

Al final, el cuadro no parece tener un significado exclusivo. Tal vez sea esa misma ambigüedad, la falta de especificidad histórica, o el hecho de que se sigan librando guerras brutales, lo que hace que el Guernica siga siendo tan intemporal y universalmente relacionable hoy como lo fue en 1937.